La polémica sobre el pronóstico del diluvio en 1524 y del fin del mundo en 1962

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Hasta hace poco tiempo la Historia de la Ciencia era una disciplina incipiente y vivía más de las visiones partidistas y parciales que desde el presente puedan tenerse sobre el pasado que del análisis de las fuentes históricas y documentales. Nosotros mismos hemos tomado informaciones de fuentes poco objetivas en nuestro artículo Qué es Astrometeorología al hablar del tema que ahora nos ocupa; damos a continuación la cita completa de la entrada "Astrometeorología" de la obra Historia del clima, de Ralph Hardy, Peter Wright, John Gribbin y John KIngton, Herman Blume Ediciones, Madrid 1983, pág. 189:

Una emisión de este tipo [se refiere a los almanaques que tanta predicación tuvieron en el período renacentista], el pronóstico hecho por Justus Stöjjer en 1499 para el mes de febrero de 1524, causó una gran sensación. Stöjjer aseguraba lluvias anormalmente copiosas para este mes, predicción que motivó una ardorosa controversia, sin que las autoridades se pusieran de acuerdo sobre si se iba a producir un diluvio universal, como el de Noé, o si se iba a tratar tan sólo de una temporada de lluvias excepcionales con inundaciones locales. Pero en las enormes cantidades de trabajos publicados sobre el tema en Europa se declaraba que el hecho de que los tres planetas, Saturno, Júpiter y Marte fuesen a estar juntos en la constelación de Piscis al mismo tiempo durante el mes de febrero de 1524, era señal inequívoca de tremendos chaparrones. Tales vaticinios causaron consternación general. Mucha gente dejó sus hogares y buscó refugio en lo alto de las colinas, donde permanecerían hasta que hubiese pasado el mes fatal. Sin embargo, el día del acontecimiento predicho el tiempo no fue nada excepcional, la lluvia no apareció y no hubo inundación a gran escala. Se podría pensar que, después del fracaso de predicciones similares, tales como el de la "Carta de Toledo", dos siglos antes, este tipo de pronósticos habrían desanimado a los astrólogos y hecho desconfiar al público. En absoluto: la fe en la infalibilidad de las predicciones astrológicas no disminuyó.

Esto nos dicen los autores de la obra citada. Veamos cómo encara el asunto un astrólogo concienzudo e infatigable trabajador, un viajero que conoce la astrología y los astrólogos europeos uno por uno, cuando aborda la recuperación de las fuentes antiguas y la memoria histórica. Nos referimos a Claudio Cannistrà, quien refiere en su ponencia del Congreso de Astrología de Barcelona 2002 lo siguiente:

...el debate astrológico atraviesa Italia de lado a lado, sobre todo Florencia, y versa sobre la famosa conjunción de Júpiter con Saturno, que tiene que ocurrir en febrero de 1524. Dicha configuración, que se forma bajo el signo de Piscis y está acompañada por una concentración de muchos planetas en el mismo signo, es inmediatamente interpretada por la mayoría de astrólogos como presagio de diluvio inminente.

El miedo al futuro se difunde en 1499, después de la publicación por Johann Stoffler de un Almanaque que contiene también unas efemérides (varias veces publicado en Venecia en 1522 y en muchas otras ciudades, hasta el punto de superar las 100.000 copias). Tales efemérides contribuyen por una parte a la difusión del saber astrológico, porque permiten a todos conocer con precisión las futuras posiciones planetarias, pero por otra crean un pánico considerable, ya que en su obra el autor predice catástrofes innumerables, sobre todo para el año 1524, en base a las múltiples conjunciones planetarias que se verificarían justo en aquel año bajo el signo de Piscis.

El texto afirma lo siguiente: "En este año se sucederán posiciones planetarias muy relevantes. Durante el mes de febrero tendrán lugar veinte conjunciones pequeñas, medianas y grandes, y de éstas, dieciséis ocuparán los signos de Agua, concerniendo al mundo entero, climas, reinos, provincias, estados, dignatarios, animales y peces y una cierta mutación de todos los habitantes de la Tierra".

En efecto, en su libro Stoffler no habla de diluvio, sino sólo predice de forma vaga una serie de catástrofes, aunque un elemento relevante es el hecho que las conjunciones planetarias, de las cuales puede derivar el peligro, deben verificarse en un signo de Agua.

Este dato es, sin embargo, suficiente para desencadenar una disputa que rápidamente se extiende envolviendo a médicos, teólogos, filósofos y todos los que por una razón u otra, están familiarizados con las técnicas astrológicas. Por el contrario, la población intenta liberarse del terror del diluvio con las fiestas de Carnaval, que se celebran durante la primera semana de febrero de 1524. Es este el periodo en el cual la conjunción se presenta más amenazadora, ya que se verifica al mismo tiempo la máxima concentración de los planetas en Piscis. Y en Florencia, como en otras ciudades, se hacen desfiles carnavalescos en los que se elige el diluvio como tema del desfile, también para transformar el objeto de terror en objeto de burla.

El debate sobre la conjunción de los planetas en Piscis y sobre el posible diluvio, reúne a muchos astrólogos, la mayoría de ellos catastrofistas; constituye una excepción el filósofo y astrólogo de fama Agostino Nifo, que en esa época ya había publicado el Comentario al III libro del Tetrabiblos (23 de abril de 1513 en Nápoles).

Su voz es la única en levantarse en contra de que un evento así de funesto, se verifique realmente, y lo hace en el "De falsa Diluvii Prognosticatione", publicado por primera vez en Nápoles en 1519; en esta obra, además de remarcar la mayor fuerza de Júpiter respecto a Saturno por vía de su casa en Piscis y los efectos positivos de la presencia de Venus, él afirma:

Si existe una causa de diluvio, no es dada por la disposición de los planetas en los signos celestes de Agua ..., sino por el despreciable ímpetu humano de quererlo pronosticar a toda costa ..."

Tal trabajo, de gran importancia, sea por las nociones expuestas, sea por el destino y la futura fama de su autor, será publicado casi inmediatamente en 1520 en una edición florentina, prueba de como fue vivido en aquel tiempo el debate astrológico en la región.     

 Si nos parece muy lejano en el tiempo este debate, debemos recordar que en 1962 sucedió algo parecido y esta vez no sólo en Europa, sino en buena parte del mundo. Posiblemente la figura celeste más notable del siglo XX se produjo a primeros de febrero de ese año, con el apiñamiento apretado de los 7 planetas clásicos en el signo de Acuario. De hecho, en los días previos hubo un buen revuelo periodístico en todo el mundo: corrió como la pólvora la noticia de que unos astrólogos indios habían anunciado el fin del mundo en función de esta excepcional figura.

Habitualmente este tipo de predicciones resultan totalmente erradas y cuando sucede el hecho excepcional nadie lo había anunciado. Pero tal vez, más que erradas, debiéramos decir desproporcionadas o fuera de lugar.

Veamos la información climática que disponemos para los meses que siguieron a este stellium en Acuario. Naturalmente, no tenemos nada extraordinario en los días inmediatamente siguientes, pero sí en meses sucesivos (inercia de los sistemas terrestres resonantes con los ciclos planetarios). Aún así encontramos que el Observatorio del Ebro registró el día 13 de febrero una racha de cierzo de 146 km/h, valor que no se alcanza todos los años.

Fenómenos de acumulación en los meses siguientes debieron tener relación con las trágicas inundaciones del Vallés los días 25 y 26 de septiembre de 1962, que sólo fueron el inicio de un período de lluvias otoñales excepcionales en Cataluña oriental que se prolongó hasta la década de los 70 (Font Tullot). Las lluvias de estos días fueron de carácter torrencial en el Vallés oriental, Baix Llobregat, Barcelonés y Maresme. Los barrancos y rieras se llevaron las barracas de los inmigrantes, causando 296 muertos, 416 desaparecidos y 67 heridos.

El 25 de diciembre de 1962 Barcelona amaneció con una nevada totalmente insólita para una ciudad bañada por el Mediterráneo, acumulando un espesor de medio metro de nieve en 24 horas. Desde el punto de vista climático es un hecho totalmente excepcional.

En enero de 1963 la Península Ibérica sufrió una ola de frío que llegó a afectar al SW ibérico con un intenso temporal de nieve. El fenómeno alcanzó buena parte de Andalucía, Levante y Baleares.

El invierno 1962-1963 fue el más frío en el Reino Unido desde 1740, lo que da idea de la escala del fenómeno que estamos tratando. En Estados Unidos el período 1962-65 fueron los cuatro años más secos desde que allí se dispone de registros pluviométricos, es decir, desde 1738.

¿Están ligados estos fenómenos al stellium de Acuario? Nosotros pensamos que sí, puesto que una figura de este tipo domina el panorama cósmico durante un período largo, hasta que la energía puesta en juego por ella se disipa y una nueva configuración celeste con consecuencias distintas la sustituye. Así pues, figuras semejantes a esta hay que tenerlas en cuenta al menos durante meses, matizando las subordinadas con arreglo a la troncal.

Un estudio más datallado del asunto puede verse en nuestro trabajo Planetas y clima. Un estudio astrometeorológico de las rachas climáticas.

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