Lo que será
SEGUNDA CONFERENCIA
(dada en Barcelona en 1912, en Fomento de Cultura, Lauría nº 15)
Por el Padre Ricardo Cirera,
S.J.
Fundador del Observatorio del Ebro En 1904
LA PREVISIÓN DEL TIEMPO
SEGUNDA CONFERENCIA
Lo que será
Señores:
Creo me perdonaréis que
tratándose de la previsión del tiempo haga un ensayo de previsión, sobre lo que la misma
previsión ha de ser. Y así como al predecir el tiempo futuro no suele darse al
anuncio, sino un valor probable,
al menos en cuanto á las circunstancias todas del fenómeno que se predice; así también al anunciar lo
que será la previsión en tiempos venideros, se me concederá el no ser demasiado categórico y el
dejar una buena parte á
las circunstancias providenciales que escapan al limitado alcance de nuestra inteligencia. No saliendo de la
comparación que he comenzado á usar; como es muy diferente el grado de probabilidad de los
diferentes anuncios meteorológicos,
oscilando ésta desde una ligerísima probabilidad ó mera sospecha hasta la casi certidumbre física; de un
modo parecido, en lo que voy á decir, la probabilidad ó certeza de la previsión tendrá diferentes
grados, como ya lo haré
notar en cada uno de los puntos en que con vuestro permiso voy á ocuparme.
Ahora bien, no creo aventurado
afirmar que la previsión del tiempo á corto plazo llegará á una perfección muy grande bajo dos
conceptos: Primero por-
la casi seguridad del acierto; segundo por la mayor extensión que se concederá á lo que hoy llamamos
corto plazo; pues si ahora entendemos generalmente 24 horas, es muy probable .que se extienda con
frecuencia a una semana y más. Para hacer esto creíble y ponerlo casi delante
de los ojos, no es
necesario acariciar sueños poco probables ni admitir nuevos descubrimientos; basta utilizar y
organizar los medios existentes, perfeccionándolos al propio tiempo, con
aquella perfección no ideal, ó por inventar, sino con aquélla que está ya á nuestro alcance.
En efecto: no está lejano el día en
que todos los buques estarán provistos de los aparatos de telegrafía sin hilos (1); todavía es más
fácil el que todos los barcos tengan un
buen barómetro; suponed pues, que se organiza un servicio internacional meteorológico, de modo que las oficinas que
disponen de mayores medios y recursos
puedan recibir á tiempo diversos partes de la
superficie del globo, incluso la inmensa, superficie de los mares (2); y si queréis, como parece bastante probable dada la tendencia internacional
del servicio meteorológico, suponed una
estación mundial que dispone para su propio servicio de
una instalación radiográfica conveniente para recibir directamente ó con muy pocas estaciones intermedias, los
radiogramas de todo el mundo. Pero
no es esto sólo; debemos añadir que los partes que centralizará dicha estación meteorológica, no se referirán tan sólo á
la superficie de la tierra, sino que en
diversos puntos hábilmente escogidos ya distintas horas, se observarán los secretos de la atmósfera á grandes alturas
y se enviarán á dicha estación central preciosos datos
sobre la dirección y fuerza de los vientos superiores. Poco después de verificada la observación, simultánea en todo el
mundo, se podrá marcar en un globo
terráqueo ó en un mapa mundi la distribución general de los agentes atmosféricos, se apreciarán los movimientos que
han tenido los centros de máxima y mínima presión en la superficie
terrestre, relacionados con las corrientes
atmosféricas de las altas regiones; y este estudio repetido un día y otro día, un año y otro año, ha
de dar por fuerza como resultado un conocimiento infinitamente superior
al que ahora tenemos de la formación,
desarrollo y movimientos de los temporales, descubriendo las causas inmediatas que los producen, é indicando, como con el
dedo, el camino que deben seguir; al
modo que cuando dominamos las elevaciones y hondonadas de un terreno, podemos ver con claridad por donde
correrá el agua que arroje una
deshecha tempestad.
Los medios indicados servirían para dar el aviso
meteorológico de carácter mundial; y habría luego una organización nacional que
adaptaría á todo su país el
anuncio general, teniendo en cuenta las circunstancias especiales de sus costas y las modificaciones que la orientación
de sus cordilleras pueda introducir en los meteoros
anunciados. Por otra parte, las monografías meteorológicas relativas al clima de las distintas localidades no sólo se
habrán multiplicado; sino que
abarcando mayor período de tiempo definirán con una precisión muy suficiente el carácter meteorológico
de aquella región; y los libros
climatológicos harán notar las variantes que para un mismo fenómeno presentan distintas localidades relacionándolas
entre sí; cada región también tendría
establecido el servicio de ceraunógrafos (3) que le acusaría la formación de las más ligeras turbonadas y permitiría
concretar aun más los avisos de tiempo
suministrados por la oficina central nacional. Al propio tiempo se habrá llegado á uniformar el servicio de señales
tanto marítimas como terrestres, no
sólo de las anunciadoras de tempestad, más ó menos violenta, y de su
dirección, sino también de los que avisen las crecidas de los ríos, de las destinadas
á las tormentas locales, á poner alerta á los agricultores contra los
rigores de las heladas; y esto, con tal rapidez y sencillez al mismo tiempo,
y tan generalizado ya el conocimiento de dichas señales, que sería casi
imposible—me atrevo á asegurar que no sucedería—el que los marinos da nuestras
costas sean sorprendidos por una tormenta, cual la que poco ha, el 1.°
de Febrero del año pasado, llevó el luto y la desolación á tantas familias;
ni las inundaciones encontrarían desprevenidos á los habitantes de los valles,
arrebatándoles la impetuosidad de las aguas, no sólo los frutos de los campos,
sino también sus animales y aun las provisiones con tanto trabajo almacenadas;
ni se lanzaría ya nuestro ejército al desierto para atacar á nuestros
enemigos, si se supiera que ha de luchar, no contra sus balas y lanzas, sino
contra el furor de los vientos y tempestades.
Si ya
actualmente el servicio meteorológico de Estados Unidos, con no tener más que una parte de los
medios y de la organización indicada, tantas ventajas reporta á la agricultura,
á la industria y al, comercio; si ya puede, según leemos en un folleto (4) recientemente publicado, pronosticar el
tiempo, en determinadas circunstancias, con una y aun dos semanas de
anticipación, y cree que un ulterior estudio de los medios que va teniendo á su alcance,
le irá
poniendo en condiciones de dar la previsión semanal del tiempo, ¡qué no se puede esperar de la
organización mundial, nacional y regional que á grandes líneas, como presentándoos un
vasto proyecto, he puesto ante vuestra consideración! A no ser que nosotros dejando correr
hacia el progreso á otras naciones, nos
quedásemos paralizados, inertes y petrificados sin seguir con paso apresurado el rápido movimiento de avance, que en las naciones más adelantadas se
observa. Pero no sucederá así; porque nuestra patria ha empezado á
correr hacia adelante: porque este empuje no es aislado, es de todos, desde
los más altos Poderes de la nación hasta el que ocupa la posición más humilde; el hombre de estudios y el que sólo tiene un
tinte de ilustración; el legislador y la clase productora, y de un modo especial cuantos sienten afición
á la ciencia meteorológica, que son muchos; los que se interesan por la agricultura,
que son tantos y que afortunadamente comienzan á organizarse,
como también cuantos tienen intereses en el mar; todos están dispuestos, á
prestar su concurso á la obra de regeneración y progreso de
Lo dicho hasta aquí no ofrece
dificultad: resta tratar del porvenir de la previsión á largo plazo. Poco diré de la influencia
periódica que se atribuye á
Una estadística más completa,
tanto respecto al número de años como respecto á los diversos puntos de observación,
explicará también el curioso fenómeno
que se observa en la marcha irregular de la temperatura (6), especialmente en nuestras latitudes;
irregularidad que confirman largas series de observaciones de que podemos disponer en algunos
observatorios de Europa, y
que debe ser antiquísima, cuando desde tiempo inmemorial viene consagrada en refranes populares. Así por
ejemplo entre el 8 y el 11 de Febrero; el 4. y 11 de Marzo; del 10,al 12 de Mayo, y hacia
el 21 de Noviembre se
suele notar un recrudecimiento de la temperatura; de suerte, que el frío resulta superior al que les
corresponde según el valor medio de las estaciones; y por el contrario, la curva media de la
temperatura acusa un aumento
anómalo de la misma hacia el 11 de Noviembre, que corresponde, al llamado veranillo de San Martín,
y lo mismo pasa en otras fechas; siendo lo curioso del caso que coinciden todas ellas con las del
cruce de la tierra por la
órbita de los enjambres meteóricos mencionados. Si estos enjambres están entre el Sol y
Porque sabido es— y voy á decir
algo de lo que se juzga más importante en esta materia — que existe una relación entre los
fenómenos solares y magnéticos
y las auroras polares (7). Cada once años próximamente la actividad del sol recorre un período que
comprende un máximo y un mínimo de manchas» Después de un máximo viene un descenso gradual, que
dura unos seis años, mientras
que después del mínimo el ascenso se reduce á unos cinco años; ahora bien; ¿esta correlación
entre los fenómenos solares y los magnéticos se extiende á los demás fenómenos terrestres especialmente á
los meteorológicos de
que estamos tratando? La respuesta en general es afirmativa (8). Muchas son las estadísticas que se han
formado en las que aparece también el célebre periodo undecenal con sus máximos y mínimos: Una de
las más notables ha dado
origen á la idea atribuida á Herschell (9) de que la cantidad de manchas era la
reguladora del precio del pan. Luego, se dirá: ya tenemos resuelto el problema de la previsión del
tiempo á largo intervalo. Por desgracia aun no es clara esta consecuencia. Una de las razones es que al
hacer v. gr., la estadística
de la temperatura en varios puntos _de la tierra, no concuerda el máximo de un punto con el máximo
de otro; por lo cual ya se ve que si la temperatura máxima coincide con un mínimo de
manchas para una determinada región,
dicha coincidencia ya no se verifica para otra. Pero este inconveniente quizás podría salvarse estudiando
la influencia especial para cada región: pues no repugna que una misma causa, que influya en la
distribución de los máximos
y mínimos de presión de nuestra atmósfera, pueda producir un aumento de temperatura en una
parte y disminución en otra; abundantes lluvias en una región y carencia de
ellas en otra. Hay más; todavía queda que el período de que venimos hablando, es de once años
sólo por término medio; de
suerte, que á las veces pasa de los doce, á veces no llega á los diez; hay
máximos que se prolongan por unos dos años, y la distancia que los separa del mínimo varía mucho
también; y como si la complicación fuera poca, todavía el paralelismo que existe entre la
gráfica que representa la actividad
solar y la que representa los fenómenos en cuestión no es tan perfecto que no se adelanten ó atrasen los
máximos y mínimos respectivos. Siendo esto así: ¿Cómo podremos afirmar que un año
determinado será caluroso ó frío,
seco ó lluvioso? Si además se tiene en cuenta que dentro de esa correlación hay anomalías, ¿qué
incertidumbre no queda todavía respecto de una previsión seria y acertada? Para llegar á la
solución del problema falta ciertamente lo principal, es á saber: hallar el lazo de unión entre los
fenómenos solares y
terrestres; falta resolver cuál de las diversas teorías imaginadas para explicar dicha relación es
la verdadera; falta reconocer qué predisposición se exige en nuestra atmósfera, para que una determinada
causa produzca determinados
resultados.
Varias son las teorías que tratan
de explicar la .relación entre el sol y nuestro planeta (10). Como la influencia
magnética del Sol sobre
Aunque se admite generalmente que se produce la ionización
en nuestra atmósfera y se le concede una
importancia preponderante; sin embargo creen algunos que la luz ultraviolada es la que ioniza el aire y que depende de
las variaciones é intensidad de dicha
luz el que la ionización sea más ó menos intensa. Probable parece, siguiendo las ideas de Schuster, que las
variaciones del magnetismo terrestre
dependen directamente de las corrientes eléctricas de las altas regiones atmosféricas; pero la influencia
que en éstas tiene el sol, y cómo se
transmite á los demás elementos meteorológicos, es problema que queda por resolver.
Con todo, y á pesar del relativo atraso en la explicación
científica de los fenómenos mencionados se
encuentran personas inteligentes, dedicadas completamente á la previsión del tiempo, que se valen casi
exclusivamente de la actividad
solar; las cuales parecen considerar este problema como prácticamente resuelto. Uno de estos entusiastas es el P. J. S.
Ricard. S. J. profesor de física y
Director del Observatorio en el Colegio de Santa Clara (California). Puedo ser testigo de la profunda convicción con que
anuncia el tiempo por medio de la
observación de las manchas del sol. y lo que es mas. cree poder pronosticar asimismo, la aparición de dichas
manchas. Estas sus ideas las expuso en un artículo (12) publicado en Popular
Astronomy publicación de Northfield. Goodsell Observatory, en el cual llega á asegurar que los
esfuerzos realizados en el sentido
de la predicción del tiempo nos han dado la ciencia de la previsión á largo
plazo “those efforts have given us the science of longue-range” exponiendo
más su pensamiento, dice «parece cierto que calculando la resultante de la actividad electromagnética del sistema
solar, ejercida en el Sol y en
Otro entusiasta de la influencia solar es Mr. Henry
Mémery, como puede verse en su
folleto Meteorología y fenómenos solares (13). Su método de observación para relacionar los fenómenos del sol y de
la tierra se funda también, como el del
P. Ricard, en perturbaciones concretas y particulares estudiando la relación que aquellas tienen con los fenómenos
terrestres; sobre lo cual diré de paso que
el malogrado Padre Balcells, que con tanto brío había comenzado el estudio teórico-practico de la correlación entre
los fenómenos solares y magnéticos, atribuía el poco
fruto hasta ahora obtenido, á que generalmente se había estudiado por medio de largas estadísticas y de promedios la mutua
relación, y no se había descendido á sacar partido de cada caso particular.
Estaba pues de acuerdo bajo este punto de vista con la práctica de Mr. Mémery; según el cual si se nota cada día, primero el aspecto del sol,
segundo las variaciones atmosféricas del W. de Europa
con los fenómenos importantes sobre el resto del globo,
se encuentra que á una grande agitación de la fotosfera,
sigue la aparición de tempestades sen el W. de Europa, y además se desarrollan violentas perturbaciones atmosféricas en un gran número de
regiones del globo. Para comprobar su regla publica
un boletín litografiado, en el que resume sus
observaciones, discutiéndolas á la luz de los principios
por él sentados. No se puede negar que tal labor es
extremadamente meritoria.
Mayor es todavía la propaganda .que hace por la idea de la relación entre
la actividad solar y los fenómenos meteorológicos y
en general geofísicos, Mr. A. Nodon, Doctor en
Ciencias y Presidente de
De
aquí se deduce, Señores, que si el Dr. Nodon nos anuncia con tanto detalle la
posición y magnitud de las perturbaciones solares para todo un año, y si por otra parte el Padre
Ricard en Estados Unidos, al menos en su costa occidental, y Mémery en la costa occidental de
Europa y en general en toda la tierra, predicen de la posición de las manchas
en el sol el estado atmosférico,
especialmente las grandes borrascas y ciclones; se sigue que con estos dos descubrimientos
tenemos ya resuelto el problema de la previsión á largo plazo. Por lo cual desde luego me
podéis argüir que debía haber expuesto este punto en la conferencia anterior, en que tratábamos de
los progresos realizados en la
meteorología; mientras que aquí hemos tomado la labor de descubrir los que se realizarán
mañana. Mi vindicación por desgracia no es difícil. La generalidad de los
sabios no admite como un verdadero progreso, como un paso ya verificado las bellas afirmaciones y reglas que
acabamos de citar; por lo
cual aun en el supuesto que hubiese mucho de verdad en ellas, hasta que se admitan y se adopten para la
previsión, ella no dará los frutos que de tales reglas ó teorías se pueden esperar. Es un campo donde
se libran continuas escaramuzas, donde se adelanta y se vuelve atrás; pero si
el entusiasmo de los
combatientes no decae, se puede esperar un avance positivo un verdadero resultado práctico.
Por mi parte, sólo he tenido
ocasión de examinar—y aun esto de paso— los resultados que obtiene Mr. Mémery; y he podido
observar, lo que no oculta el
mismo diligente observador, las dificultades con que .tropieza para explicar
los hechos concretos con respecto á sus teorías; las cuales á veces ha de sostener con suposiciones y aun
admitiendo irregularidades. Respecto de los anuncios del Padre Ricard, mucha fuerza me hizo en
su favor el ver que Otros Padres del
mismo Colegio afirmaban el acierto de sus predicciones; pero, parte por lo que hice notar al tratarse de los entusiasmos
por. Noherlesoom en la otra
conferencia, parte por haber observado que en los sabios de los Estados Unidos no se había abierto aun camino el
sistema del Padre Ricard, no creo prudente subscribir cuanto él afirma en .el
artículo citado. Respecto del Dr.
Nodon, si puedo adquirir copia de los anuncios expuestos por él al público, me será fácil verificar los aciertos ó desaciertos para el año
1911.
De todos modos he de hacer
constar que el camino seguido por estos investigadores y observadores es el que preconizan todos
los sabios que se preocupan de las cuestiones de física cósmica para llegar á
la previsión científica del
tiempo; para que la meteorología llegue á obtener los honores de una ciencia de previsión. En
confirmación de esto podemos citar un trabajo que resume muchos otros preparado
bajo la dirección del director del Weather Bureau de Washington y del cual es autor el profesor. de
meteorología Monsieur E. R
Garito (16). Allí se admite en la página 43 que por ahora ya existen ciertos hechos que
justifican los trabajos ulteriores de investigación en este sentido, y se indica al
propio tiempo, que para obtener resultados completos debería
emplearse en esta investigación los últimos descubrimientos científicos. Hay que notar que esta memoria fue una especie de
informe oficial, cuya tendencia era
más bien fiscalizar la obra de los observadores privados, los cuales
frecuentemente resultan molestos á los establecimientos oficiales; pues bien,
á
pesar de esto no puede menos de reconocer la solidez científica de las tendencias
de los modernos meteorologistas, de ésos que sin dedicarse á la observación
cotidiana de los aparatos meteorológicos, trabajan en la investigación, de las
leyes que han de regir en la meteorología del porvenir.
Uno de
los que -merece especial mención es el bien conocido astrónomo popular
francés, el abate Th. Moreux, el cual en su obra Él Problema Solar dedica
un largo capítulo á lo que él llama la meteorología solar (17), influencia del sol
sobre la tierra, 'y el mismo autor se ocupa de una manera más concreta,
de nuestro asunto en un folleto intitulado: Introducción á
Y si la
reputación del abate Moreux todavía no fuese suficiente para dar autoridad
á esta manera de opinar, voy á recordar brevemente la fundación de una
Sociedad Internacional que prueba hasta la evidencia la trascendental
importancia que el mundo sabio concede á los trabajos que se realizan para
dilucidar las influencias del sol sobre nuestro planeta; y que al mismo tiempo
nos hace ver la opinión científica de que en esa dirección hay que ahondar la mina
que nos ha de conducir al filón de. oro, á la verdadera causa que rige las
perturbaciones del mundo cósmico. Con fecha 29 de .Febrero de 1904 recibí una
carta (18) del malogrado Dr. Pernter, director de
de Londres; Angot, de la de París, y
Pernter de la de Viena. El número de miembros
fue aumentando á propuesta de los primitivos, de suerte que en 1910
Otra prueba del aprecio de los estudios físico-cósmicos, en orden al fin
de que
tratamos, es la benévola acogida que se dispensó al Observatorio del Ebro por
parte de los sabios. Además de la carta de Pernter que ya sirve para lo
mismo, recibí otra de Mr. Deslandres de
Deseará
alguno saber en qué consiste tan grande dificultad, que tratándose de
una institución de verdadero interés científico no exista otra igual, no ya
en Europa, pero ni siquiera en la emprendedora América. En primer lugar
la dificultad principal no estriba en el coste. Este por grande que fuese/no sería una grave dificultad
para las naciones ricas. Tampoco lo .es el necesitarse
un personal numeroso é instruido; pero el que este personal esté, obligado á vivir aislado, fuera de los grandes
centros de población; eso es lo qué dificulta sobremanera la creación de los observatorios
de Física y Cósmica. El registro
fotográfico de las variaciones magnéticas, más aun el de. las corrientes
telúricas, exige una instalación situada á unos
El
resultado natural de lo expuesto es que los especialistas que se ocupan en
el problema de
Hemos
comenzado á divulgar algunas de las deducciones que se desprenden de los
hechos observados en el Observatorio del Ebro. En una conferencia
dada en
Otros
avances se han comunicado á
Mucho más
os podría decir sobre el cálculo de datos que se reúnen en nuestro Observatorio
Físico-Cósmico; no digo en un año, sino en un solo día. Desde la
superficie del Sol, donde se observan las manchas, y atravesando la cromosfera,
de la que se registran los flocculi; pasado el espacio, ínterplanetario, no se deja
fenómeno por observar en nuestra atmósfera presión, humedad, temperatura,
horas de sol, nebulosidad, evaporación, lluvia, vientos con su intensidad y dirección,
polarización de la luz, radiación solar, ondas hertzianas, conductibilidad eléctrica
del aire, intensidad de la corriente vertical, movilidad délos iones y coeficiente
de dispersión eléctrica; y ya en la superficie terrestre se registran
las .corrientes telúricas N-S., E-W., los elementos magnéticos de declinación
y componentes horizontal y vertical, y se recogen, si es lícito hablar así,
las mismas palpitaciones del interior de la tierra. El trabajo que carga sobre
los que estamos en el Observatorio del Ebro, es ciertamente grande; el resultado
que se puede esperar, siguiendo el camino emprendido, es también
extraordinario; si hemos de creer al parecer unánime de los sabios. Otros se ocuparán con fruto ya en la organización de servicios meteorológicos,
ya en servicios
regionales, especialmente útiles á la agricultura; nosotros tendremos que atender á esta empresa en
la que tanto confían los meteorologistas de hoy para llegar el día de mañana á anunciar con precisión la
múltiple variedad de los
fenómenos meteorológicos. Y no se juzgará que esta labor ¿es menos importante que la de los
meteorologistas propiamente dichos, como no se cree que trabaje menos para el progreso de la agricultura
el laborioso químico que se
ocupa en nueras combinaciones con que
transformar y mejorar el estado de
un terreno, que el agricultor que no piensa sino en el inmediato cultivo de los campos; ni se aprecia menos al
psicólogo que, estudiando á fondo la naturaleza del niño, descubre nuevos métodos pedagógicos; que al
maestro que con incansable celo y diligencia aplica dichos métodos para
la formación la juventud.
Para
terminar ¿qué porvenir se
puede augurar para la previsión del tiempo
á largo plazo? El día que esté resuelto el problema de los períodos cósmicos por medio de
numerosas estadísticas, y se expliquen las anomalías con el descubrimiento de la verdadera causa
que establece la relación entre los distintos fenómenos solares y
terrestres; entonces la previsión del tiempo será la gran ciencia, hermosa por sus teorías, inmensamente bienhechora
de la
humanidad. Entonces, conociendo de antemano los años lluviosos, el agricultor asegurará
sus cosechas, gastando el trabajo y la semilla cuando el agua benéfica los hará
fructificar; y el Estado y los
particulares repoblarán los montes y sus campos (25),
esperando en cada región
que se aproxime el periodo de uno ó más años de
lluvias; haciéndose con esto posible, sin exponerse á la pérdida de grandes
capitales, dotar de nuevo á nuestra Patria de aquellos bosques que no solamente
regularían los manantiales y evitarían gran parte de de los destrozos de las
inundaciones; sino que en algún modo impondrían leyes á nuestra atmósfera (26)
haciéndola más generosa y benéfica, consiguiendo probablemente el aumento de la
precipitación acuosa.
Todo
esto es muy hermoso y admirable; pero, ¿llegará ese día? ¿se dará con el
secreto que se busca? Las estadísticas que se están haciendo, acompañadas de
multitud de observaciones, piden un largo período: de años; pero es
seguro que no se abandonaran,
y que con ellas ya se conseguirá
una seria
probabilidad, que proporcionará parte de los provechos indicados. Pero hasta
que se descubra la verdadera causa de las relaciones que existen, la previsión tendrá sus desaciertos
por no poderse explicar las anomalías. Falta pues que digamos si vemos
próximo el momento en que
Aventurado sería negar que pueda el día de mañana, el
momento menos esperado, darnos alguna nueva ley, descubrirnos alguna influencia hasta
ahora desconocida,
que sea como la llave para entrar en lo escondido de las relaciones
físico-cósmicas; pero si hemos de discurrir según las probabilidades que puede
ofrecer el desarrollo natural de las investigaciones, es de temer que este momento
no esté muy próximo. Podría acortarse sin duda, el tiempo que nos separa de éste dichoso instante, si llenos de fe en el probable éxito
trabajásemos con gran
empeño y constancia, sin perdonar gastos ni fatiga; pero la realidad nos demuestra que son
relativamente demasiado pocos los que se ocupan en la resolución de problema tan transcendental.
Algunos,
como lo habréis podido notar ,en el curso de esta conferencia, disponiendo
tan sólo de lo que les manifiesta la superficie del Sol y los cambios
atmosféricos, se ocupan en la previsión del tiempo á largo plazo, A éstos les
faltan, datos para llegar al secreto de la previsión. Otros, en los laboratorios
de. las Universidades y de escuelas especiales, se dedican á arrancar á la
materia el secreto de su íntima constitución; y éstos colaboran sin duda á la
resolución del problema cósmico. Pero los que puedan estudiar este problema
directamente con aparatos delicados, á la altura de los últimos descubrimientos, sin
que dichos aparatos se sientan perturbados por el tráfico de la vida
moderna; éstos son tan pocos que, no lo tengo qué repetir, parece que. se
encuentran, por el momento,, confinados en una playa de España, en un
hermoso ángulo de Cataluña; y aún que el Estado y el público han recibido
con aplauso ésta institución, y el primero la declaró dé utilidad pública, ayudándola
luego á publicar sus observaciones, y el segundo la ha favorecido con sus
simpatías y aún donativos (27); sin embargó, todavía tiene que luchar -el que
os habla lo sabe demasiado- por la existencia, y emplear una buena parte
del tiempo que se daría al problema cósmico, en procurarse lo necesario para
llevar adelante, y no con el esplendor y desahogo que sería razón, la
empresa comenzada. El Boletín Mensual del Observatorio del Ebro (28) ofrece
á
la verdad materiales para levantar el edificio científico que reclama
Notas
1. Véanse el artículo de D. Jesús Agacino: «
2. No es
improbable que dichos radiogramas puedan llegar a transmitir fotogafías de las
nubes. Véase el artículo La transmisión telegráfica de los grabados y su
aplicación á la meteorología, por D. Jaime Font y Mas. Boletín de
3. Véase Appareils enregistreurs et préviseurs del orages, par M. Albert
Turpain.- Journal de physique théorique et appliqué,
4. The Wéather Bareaa,
5. Véase la
obra citada de Angot.
6. Sur les perturbations périodiques de la temperatura en Juin en D´cembre, par M. Luiste, P. Weissenbruch.- Bruxelles, 1903.
7. Attivltá Solare, Corrente
Telluriqae, Aurore Boreall,-P. Mezzetti.—Rhis
t di
Física, Matemáticaé Scieneie Naturali, núm.
60, pág. 457, Dieembre, 1904. Pavia. Lehrbueh def Kosmischen Phpsik, von Dr. 8. Augnst Arrhenius, Verlag v. s. Hirzel.— Leipzig, 1903.
8The relations between the
Meteorologieal Elements ofthe United States and the solar radiation,by Frank H, fiígelos.— The American Journal of
Scieneie, Vol. xxv, May 1908. The
Sun-spot perlod and the variations of the mean annual temperature of the Earth,
by Ch. Nordinann, Government Plínting
Olfice.—
9.- Phil. Traus, 1801, p. 265.
Sur les relfftions des
phénomenes solaires avee eeuxde laphvsique da globe terrestre, par M. E. Max-ehand.— Congrés iálewiational de Météorologie de
1900. Eclipse meteoroloyo and allied Problems, by
Frank H. Bigelow,
10. Les Théories Modernes da Soteil, par J. Bosler, Octave Doin Fils, editenrs,
París,1910.
11. Thèses
présentes á
12. Popalar
Astronomy, Abril, l9lI.-Este articulo está en tirada
aparte y en ella se asegura que fué traducido
al francés por J. Mascar!, astrónomo del
Observatorio de París. Su
título es: Long-Range Weather Forecast and its methods.
13. Météorologie et phènomenes solaires, H. Mémery.- Bordeaux, 1910.
L’action électrique du Soleil, par A. Nodon.- Gautiers-Villars, París 1910.
Les Grandes Hivers, Les
Grandes Etés; coincidences remarquables avec les périodes solaires, H. Mémery. Extrait des Comptes Rendus de
l’Asociation Française pour l’Avancement des Sciences.
14. L’Action électrique du Soleil, por D. Nodon.
Véanse en Ciel et Terre, Bulletin de
L’origine socaire des cyclones et des tempêtes, num. 3. 1907.
Les rayons coronaux et l’action électrique du Soleil, núm. 4. 1909.
L’activité solaire et les
phénomenes terrestres, núm. 6. 1909.
L’origine planètaire des perturbations solaires, núm. 3. 1910
Observations astro-physiques et météorologiques au Sahara, núm. 8. 1910.
Les cyclones et les perturbations solaires, núm. 4 y 5. 1911.
Véanse también en
Les Phénomenes solaires et
Varios artículos en el Cosmos, y notas á
15. Escribe 30 Enero 1911.
“Nous avons affiché depuis le commencement de l’année un tableau donnant les prévisions sur les troubles solaires, avec leer intensité, leer positions sur le soleil, etc., pour toute l’année 1911. Les résultats obtenus pour nos prévisions de 1910 nous ayant donné satisfaction nous avons cru devoir les compléter pour cette année. Jusqu’à présent les observations ont été entièrement d’accord avec les previsions pour le mois de Janvier”.
16. Trabajo ya citado en la pág. 24
17. Le provéeme socaire, par l’abbé Th. Moreux, edit.- Paris, 1900
Introduction
á
Otro de los que se han ocupado de este problema es Mr. E. Marchand, Director del Observatorio de Pic du Midi; entra sus varios trabajos citaremos Relations des Phénomenes solaires et des perturbations du magnétisme terrestre, Association typographique, Lion, 1888.
No dejaremos de citar también á Mr. J. Mascart, del Observatorio de París; entre otros puede verse: La pluie et les inondations, Influences solaires, Orion, Revista de astronomía de Bucarest, núms.. 2, 3, 4; Octubre, Noviembre, Diciembre 1911.
18. Très cher et Rèverend Père:
Votre
projet de l’observatorire de l’Ebre me paraît tout-á-fait á la hauteur de vos
connaissances. Il sera le premier de son espèce, et je vous felicite de l’idée
d’instaler un Observatoire spécial pour l’etude des relations entre les
phénomenes solaires et terrestres. Vous savez, peut-être, qu’a
En attendant, j’espère que vous reùssirer d’etablir votre Observatoire et d’y faire des travaux importants.
Aceptes, revérend Père,
l’assurance de mes sentiments les plus sicéres et de ma haute considération.= Votre bien dévoué, J.M. Pernter.
19.
Bericht über die Versammlungen des Internationalen Meteorólogisechen
Komitees nnd dessen Komission fur
Érdmagnetismus und Luftelektrizität, Behrend & Co. -Berlín, 1910.
20.
Véanse «n el Apéndice los juicios críticos de
algunas revistas técnicas extranjeras sobre las publicaciones del Observatorio.
21. Astrophysíkalisches Observatorinm zu Potsdam.—November 19.1903.
Sehr geehrter Herr!
Für díe mir unter dem 12 d. Mts. gemachten Mitteilungen über das
geplante Observatorium am
22. Véase el Apéndice.
23. Primeros resultados obtenidos en el
Observatorio del Ebro.—Bulletin de
24. Recientemente en el Congreso Solar de Monte Wilson,
el Comité del Espectroheliógrafo-, aprobó la clasificación de los floccnli que presenté en nombre del Observatorio del
Ebro, en la que colaboraron el ya mencionado -Padre Balcells, y el actual encargado de
25. En España se está haciendo una campaña digna de todo encomio en pro de
la repoblación forestal. Este es el fin de
También con el mismo objeto se
ha fundado poco ha
Además, el Director General de Repoblaciones
forestales Iltmo. Sr. D. Ricardo Codorniu despliega, una actividad extraordinaria, sumamente
patriótica, vulgarizando por medio de folletos aquellos conocimientos, que más
pueden servir para el fin nobilísimo de la repoblación.
26. Puede consultarse sobre este
particular la obra. Árboles y Montes, por el ingeniero de montes Don Andrés Avelino de
Armenteras.—Imprenta de Ricardo Rojas, Madrid, 1903.
27. Con especial gusto hago constar aquí que, después del Excmo. Sr. D. Pedro Gil Moreno de Mora, que ha patrocinado como cosa propia el Observatorio del Ebro, debo principalmente á la ciudad de Barcelona 61 que pudiese terminarse su fundación, y el que pueda continuar sus observaciones.
28. Las
publicaciones, que podíamos llamar oficiales, del Observatorio son: 1.° las Memorias
y 2º el Boletín Mensual. Las primeras aunque algo técnicas, pueden leerse con
provecho por las personas aficionadas á la materia dé que se trata; el segundo de carácter completamente técnico,
no presta servicio sino a los Observatorios y
especialistas o también á las Bibliotecas como documento de consulta.